martes, 12 de julio de 2011

Corre, bobo, corre

Escuchando una conversación ayer por la tarde en una terraza, me di cuenta de lo absurdamente competitivo que es el ser humano. Según algunas teorías, el afán de competir viene dado porque se da por hecho que no hay suficiente para todos, con lo cual es necesario competir y sobresalir por encima del resto para llevarse ''el premio''. Sí que es cierto que, en muchos ámbitos, aún se da aquello de que quien se lleva lo mejor es el primero en llegar (el mejor género en los mercados, el mejor sitio en un concierto, la ganga de las rebajas), pero eso no explica esa falera humana que tiene nuestro género en ser más que el otro en cualquier cosa, por tonto que sea.
¿Que te das cuenta que el coche de al lado te quiere adelantar? Uy qué rabia, pues aprietas más, que se note quien manda aquí. ¿Que el cachas del gimnasio se entrena levantando 80 kg y a ti te parece que lo hace mirándote desafiante? Tú te pones 81kg, con dos cojones, aunque te explote el nervio ciático mañana.
Me he fijado que la necesidad de ser más que el otro llega a niveles de imbecilidad tales como, por ejemplo, esta manía que tienen algunos de estar siempre peor que tú. Da igual el tema, ellos están peor. Tú (con la misma voz que Arévalo contando un chiste y la nariz al borde de la desintegración de tanto sonarte): ''Oij, llevo un trancazo que no puedo respirar''. Pues le falta poco al boberas de turno para saltar con un ''Uuuuuh, para trancazo el que pillé yo, que me derivó en pulmonía y bronquios sangrantes... una cosa tremenda, que me moría, ¿eh?''. Para empezar: me importa un huevo. Estoy hablando de mi estado actual y de mi galipandria, no de la tuya de la que, por lo que me cuentas, saliste vivo. Y para continuar: ¿te sientes mejor ahora que todos sabemos que tu sufriste un resfriado más próximo a un calvario de mártir que a un catarro genérico? Entiendo que tú te sientes como el superviviente de un tsunami de bacterias, pero al resto de la humanidad nos importa entre poco y menos. Porque no se trata todo de ti.
Tú: ''Qué faena, me tienen que operar del menisco''. No te vayas a preocupar, que en nada llegará el sufridor más grande del globo terráqueo para que veas que no estás solo y, sobre todo, que él está peor que tu: ''Uuuuuuy, a mi me sacaron el menisco y la tibia entera, todo a a la vez, no te imaginas tío... chunguísimo, y encima tengo enroscados los ligamentos cruzados del metacarpio dorsal y me tienen que hacer una enfitrendiscopia vasculariante distendida ''. Insisto: me importa un huevo. Y me pregunto además: ¿cuál es el objetivo de contarle a alguien tu vida siempre en su peor versión? ¿es una manera de consuelo que yo no comprendo? ¿o lo que quieres es ser un héroe para ganarte el respeto de tus colegas y, ya de paso, el de Chuck Norris también?¿Cómo responder a esto, cuando lo único que me apetece es abofetear a ese tonto de turno mientras le grito ''¡¡¡¡he venido a hablar de mi meniscoooooo!!!'').

Otra cosa con la que se compite es con el tiempo. Si en tu casa o en tu pueblo hace frío, en el de tu interlocutor (en caso que hables con un gañán como el de los anteriores ejemplos) siempre hará muchísimo más, te pongas como te pongas. Porque cuando se habla del tiempo siempre hay cerca, acechando, ese ser humano que, por lo que cuenta, se crió en algo parecido a la estepa siberiana. ''Bua! En mi pueblo hacía tanto frío que teníamos que inyectarnos caldo intravenoso en las atriculaciones cada mañana para poder deshacer el hielo que nos nacía en los mismos huesos''. Estos ejemplares de inuits de Carreño de Villarejo encuentran, siempre, su competidor. Alguien tan absurdo como él que necesitará demostrar que en su pueblo aún hacía más frío. Me pregunto cuál será el premio, qué rifa secreta me he perdido en la que hay un regalo para aquella persona que demuestre haber estado más horas con el culo encogido. 
Con el calor pasa lo mismo, claro, y por el mismo arte de magia se conjura a un ECSperto en meterelogoía cada vez que se pronuncian en voz alta las palabras ''calor'' o''bochorno''. Que nunca falte en una reunión el cuñado que ha ido de vacaciones al desierto del Gobi con anorak y untado en brea, por lo menos. Yo cuando oigo estas cosas pienso: pues que mal elegiste el destino de vacaciones, macho... De haber sabido que te jode tanto el calor te habría dado la dirección de un pueblo en que, no se si hará frío o no, pero se conoce que hay otro gilipollas como tú empeñado en hacer de su pueblo un referente en el panorama de las escalas térmicas y así poder medir en grados Celsius, grados Farenheit y grados Moropeche deTajuelo.
Yo creo que este tipo de actitudes responden a una deformación de aquel juego de niños basado en ''mi padre es mas fuerte que el tuyo'', llevado ya al extremo y sin reparar en lo ridículo de la concurso. Digo yo, por encontrarle algún orígen y no pensar que, a parte de rara, la gente es boba, muy boba.