miércoles, 18 de enero de 2012

La última de la clase

Hoy me han preguntado por qué no trato nunca temas de actualidad en mi blog. No, perdón, concretamente me han preguntado por qué no comentaba nunca noticias o temas que se dan a diario en los medios de comunicación. Y después de tomarme unos segundos para meditar profundamente, durante los cuales he recordado también que hoy había oferta de judía tierna en el súper, me he dado cuenta que además del motivo base de todas mis decisiones (que no es otro que el “porque me da o no la gana’’) hay otra razón mucho más densa detrás de esta evasión de temas noticiables: no soy lo suficientemente inteligente. Esto es así. Pica, pero es así.
Le he dado vueltas un rato y, tras conseguir judía tierna a mejor precio y llevar dos pilas al contendor diseñado para ello (tarea que me puede llevar bien bien cinco meses entre que guardo la pila, la dejo a la vista, me acuerdo de cogerla al salir de casa y consigo recordar, una vez en la calle, que tengo que tirarlas) he decidido intentar comentar la actualidad de la semana, por seguir la máxima aquella de “el cliente siempre tiene la razón y hay que satisfacerlo”.  Pero después de una hora de leer titulares y de apretar fuerte el cerebro intentando exprimir un solo comentario inteligente y útil sobre alguno de ellos, he desistido y me he dado cuenta que no. Que ni arrojar luz, ni aportar soluciones ni comentar con propiedad ni nada. Porque eso es lo que entiendo. Nada.

No entiendo de qué va un mundo en que se desahucian familias a diario y muere  gente de hambre cada segundo (un misisipi, dos misisipis, tres misisipis, tres muertos... ojo) y en el que, al mismo tiempo, se pagan millonadas obscenas por jugadores de fútbol con cláusulas de rescisión draconianas y se invierte una cantidad escandalosa de horas en hablar de partidos de fútbol que parecen más un combate entre Dioses vs Titanes que un deporte.¿Desde cuándo no saber si los Grizzlies de Memphis o los Wesleis  de Oklahoma ganan o pierden te hace estar desinformado? ¿Cuándo fue que la sección de deportes empezó a tener vida propia y a durar tanto como lo que pasa en el mundo real? Respuestas aquí, por favor.

Decido esforzarme más con la comprensión lectora pero me atasco de nuevo al verme incapaz de entender cómo es que con la crisis mundial que se comenta que hay, haya empresas de productos de lujo (tipo cochazos, yatazos etc) con un incremento en las ventas del peroquefuerte%, y que al mismo tiempo un tal Moody’s (que a mí me suena a pub irlandés en el que sirven judías pintas con tomate y jarras de Guiness a rebosar- eh! vamos a Moody's después del curro?-) y unos tal Standard & Poors (que para mí tienen nombre de grandes almacenes ingleses donde venden jabones de lavanda y gallumbos de color cachumbero) se dediquen a bajar la nota a los países.

- Vamos a ver... Peláez: justito, ¿eh? Usted como siempre, aprobado raspado y con la ley del mínimo esfuerzo. Gutiérrez: le digo lo mismo que a Peláez y aplíquese más o nos vamos a ver en las tutorías. Nota en la agenda para sus padres. España: maaaal, tarde y mal, como siempre. Tenía usted un 4, que sumado al cerapio que ha sacado en el último examen le baja la nota y suspenso en el global. Se va usted a septiembre directo, como Trinidad y Tobago. 

Debe ser que yo no pasé del concepto de “mercado” que venía en el libro “Teo va al mercado” (base de cualquier bibliografía que se precie), según el cual vendes lo que tienes y por tantas monedas te dan tal cosa. O tal vez el problema es que soy una antigua y llevo mal esto de las nuevas profesiones como “calificador de países”.  La cuestión es que, por el motivo que sea, yo sigo sin saber si vamos a la clase del A o a la del B, lo que entra en el examen para subir nota ni cómo digo yo en casa que una compañía privada muy guay y que controla el mercado, nos ha bajado la nota. Glups.

Sigo leyendo titulares y afanándome en encontrar algo que entienda para luego comentar, pero vuelvo a encontrarme con grandes dudas que no puedo resolver: ¿cómo puede ser que se juzgue a un juez por querer investigar y destapar una montaña de mierda de tamaño considerable, y que para más cojones sean los imputados (y corruptos de agarrarse) quienes le lleven a juicio porque ah, esa no era manera de conseguir las pruebas, porque escuchar es feo y de muy mala educación, igual que señalar?

Tenemos que hablar. Hoy he ido a verte al trabajo para darte una sorpresa y… ¡te he visto jincando con otro encima de tu mesa!
- Esto…verás... pero.... ¿que es esto de venir sin avisar?! ¡¿Tú no sabes llamar antes o que !?
Eh…¿cómo?... sí, bueno…. pero es que era una sorpresa…
¡Sorpresa los cojones! ¡Eso es prevaricación! ¡Así no se hacen las cosas! ¡A traición no, Manolo, a traición no!

Ahora bien, tu construye un aeropuerto en la punta del pijo de quien quieras y con dinero público y quédate tranquilo, porque no sólo no te va a pasar nada, sino que con el tiempo y si sigues siendo así de incompetente y fraudulento llegarás a senador o, mejor aún, cobrarás toda tu vida por no hacer nada más que cascártela a dos manos. Tumbado en la pista de tu aeropuerto, si quieres, que sitio tienes un rato y no hay dios que te moleste.

Después de todo esto, y viendo que de todo el periódico las únicas secciones que comprendo bien son el sudoku y el VerTele,  se confirma lo que vengo avisando desde el principio: no soy suficientemente inteligente como para entender y comentar lo que pasa. ¡A septiembre yo también!

1 comentario:

  1. Creo que nadie es tan inteligente para entender todo eso, por eso "Los Manolos" duran tanto, porque son mucho más fáciles de entender. Iremos todos a septiembre con vacaciones Santillana! Ea!

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