viernes, 4 de marzo de 2011

Aportación cero

Si apuntáramos en un papel todo lo que decimos durante un día normal, todo absolutamente, ruidos y tartamudeos incluidos, nos daríamos cuenta de: 1. lo que llegamos a cascar, dios santo. 2. cuanta información hacemos circular en el mundo, sea interesante o no. 3. cuántas preguntas inútiles llegamos a hacer. Así por lo pronto, hay tres que me asombran, por ridículas y por lo integradas que las tenemos.

Situación 1: tu compañero de trabajo (o pareja o padre o presencia humana, da igual) te dice que se va a hacer unos recados. Al rato, poco según tu concepción del tiempo, vuelve y tú le preguntas (con tono de pregunta, además) ''¿ya estás aquí?''  ... ¿Y me lo preguntas? Digo yo que si me lo preguntas a MI, es que me estás viendo, ¿no? Tendríamos que aprender a responder memeces que estuvieran en la línea de las preguntas, estilo: Uhm, no, lo que ves es mero producto de tu imaginación y resultado de una esquizofrenia sorpresa que, mira como son las cosas, te diagnostico por la patilla desde tu propia alucinación.¿Qué respuesta esperabas sacar, merluzo? Ninguna, intuyo, pero no preguntar obviedades es casi imposible porque se caen solas, como los pedetes de las abuelicas.

Otra: te acabas de enzarzar en una discusión con alguien que, por aquellas cosas de la dialéctica, tiene el turno de palabra y aprovecha para darte caña pero bien. Tú, testigo veterano de escenas como esta en películas series y demás variantes, aguantas el chaparrón con cara de ''te escucho sin alterarme y dignísimo, porque soy respetuoso y paciente como un monje shaolí''. Y cuando el otro hace una especie de pausa (porque aún y cabreado necesita respirar) aprovechas para lanzar la pregunta dramática que le haría Suellen a Jr : ¿''Has acabado ya de insultarme?''. Y me pregunto: ¿Qué más te dará? ¿Qué pregunta tonta es esa? ¿Dónde has visto tu el ''espere su turno''? Si quieres hablar y cagarte en su vida por todo lo que acaba de decirte, ¿crees que hay que pedir tanda? ¿Es que si aún no ha acabado, te volverás a sentar para que te siga dando palos con alegría? ¿Por qué hacemos esto? Porque en el cine funciona, y pensamos que, en la vida real, también necesitamos connectores y enlaces para pasar de una escena (la bronca) a otra (la puta calle).

O por ejemplo: vas con alguien por la calle, andando y hablando de la vida y, de repente, ese alguien empieza a hacer una serie extraña de gestos rarunos y se cae (horror) o se medio cae (horror plus), quedando en una pose ridícula o bien en el suelo, o bien a medio caer (a mí, personalmente, las caídas estilo Matrix, me descojonan viva...llamadme simple). Total, que tú, que vas a su lado y estás en posición vertical, cosa que ya implica un poder y una dignidad que el otro ha perdido, tienes la ingeniosa inspiración de decir:''oix! ¿qué haaaaaaces?''. Aha... eso es una pregunta incisiva y no las que le hace la oposión al gobierno. ¿Cómo que qué hago? ¿Consideras que es voluntario que tenga mi brazo agarrado al tuyo, una pierna estirada, la otra en cuclillas y la cadera apuntando a  Guadalajara? ¿De verdad crees que, mientras andábamos, me ha venido el capricho de parecer el perro del Guernica y he dicho, ''táte, lo voy a imitar, ¡aquí y ahora!''? ¿Qué responder a semejante tontuna?... Pues mira, es que mientras me hablabas he querido probar cuán de resistentes son mis articulaciones en comparación con el asfalto, lleno de mierda, al que me he lanzado en plancha con la esperanza de que mis codos resistan.

No hay DVD ni disco duro en el mundo en el que quepan todas las preguntas inútiles que se nos caen sin querer.

2 comentarios:

  1. Analítica a més no poder! Caus en unes coses, que, per més veritat que siguin, a mí al menys ni se m'havíen acudit! Però cuanta raó tens Jackie...

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  2. jajajajaja! la imagen de uno cayéndose en plan matrix, tremenda!!!

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